Dispersan a 500 personas de una fiesta en Acapulco

Edgar de Jesús/API
Acapulco, Gro.
3 de diciembre de 2020.

Pese a la pandemia de Coronavirus y ante las restricciones emitidas por el Gobierno de Acapulco, fueron dispersadas 500 personas que se encontraban en una fiesta en el Puerto de Acapulco.

Elementos de los tres niveles de gobierno acudieron durante la noche del miércoles a Puerto Marqués, luego de diversos reportes ciudadanos, donde un grupo de personas estaba incumpliendo con las normas sanitarias establecidas por la Secretaría de Salud en el marco de la pandemia por Covid-19.

A su llegada encontraron a más de 500 personas que participaban en una fiesta, por lo que procedieron a realizar la dispersión.

A través de un comunicado, las autoridades municipales informaron que los operativos de prevención se han intensificado en toda la ciudad con la intervención de Protección Civil, Reglamentos y Espectáculos, Vía Pública, y el respaldo de elementos de la Guardia Nacional, La Marina, el Ejército Mexicano y la Policía Preventiva, “con la finalidad de disminuir la cadena de contagios”.

El comunicado exhorta a la población a ser responsables “y contribuir no relajando las medidas preventivas emitidas por la Secretaría de Salud”.

Por su parte, la alcaldesa Adela Román Ocampo consideró necesario el reforzamiento de las medidas sanitarias para poder alcanzar el semáforo amarillo, y evitar a toda costa regresar al semáforo rojo. “Eso significaría no solo la pérdida de vidas humanas sino también el cierre de negocios y playas, y con ello el daño masivo a las familias acapulqueñas”, dijo.

Y agregó: “estamos a tiempo de parar el daño del contagio si actuamos responsablemente y con decisión. Exhorto firmemente a mantenerte a las medidas de precaución para evitar contagios”.

Con mezcal y sangre, viven Fiesta de Carnaval en Zitlala

Bernardo Torres/API 
 
Zitlala, Gro. 25 de Febrero del 2020.- Un trago de mezcal y a correr la sangre. Así es la celebración 2020 de la Pelea de Xochimilcas en Zitlala, Guerrero, con motivo de la Fiesta de Carnaval, un día previo al inicio de la Cuaresma de la Iglesia Católica.
 
Alrededor de 40 personas entre adultos y adolescentes, ingresaron al ruedo, delimitado como en otras ediciones por una cerca metálica y bajo la vigilancia de auxiliares, y con ello evitar que la fiesta se salga de control, debido al exceso en el consumo de alcohol.
 
La pelea estaba programada para iniciar a las 15:00 horas, pero debido a la tardanza en la llegada del representante del Gobierno Estatal se retrasó por espacio de 40 minutos, aunque esto último se olvidó por el ambiente que pusieron la gente de cada barrio.
 
Al ritmo de dos bandas de música de viento, iniciaron los primeros encuentros como se dice en la zona “a puño limpio”, siempre bajo la vigilancia estricta de referees, el capitán, los auxiliares para evitar faltas entre los peleadores.
 
La sangre corrió al por mayor desde los primeros golpes, que se notaba a pesar de que cargaban el rostro cubierto con pañuelos blancos, incluso rojos, otros eran derribados y de reincorporaban una y otra vez.
 
La fiesta—se oyó decir entre los asistentes—es una de las más “flojas”, los asistentes apenas y llenaron las gradas instaladas, algunos incluso bajaron alrededor de la malla ciclónica, sin llegar al tumulto.
 
En el ring, pelearon durante más de cuatro horas, haciendo a un lado el miedo y el dolor, se limpiaban la sangre y aún así continuaban, al salir bastaba un trago de mezcal… ninguno acudía a la unidad de Protección Civil para curar sus heridas.
 
Hubo de todo, desde quienes han peleado en más de una edición, quienes parecían tener alguna instrucción en artes marciales, hasta quienes sólo entraban con el valor de enfrentar a alguien, y resolver en el ring alguna vieja rivalidad.
 
En esta ocasión participaron el Barrio de San Mateo, Barrio de San Francisco, Barrio de la Cabecera y la comunidad invitada, Tlaltempanapa.
 
De acuerdo con pobladores, la tradición se remonta a la llegada de los primeros españoles a las comunidades de la zona, donde llegaban despojaban y violaban a las mujeres, indefensas, porque no contaban con armas o una estrategia para hacer frente a las agresiones.
 
Como alternativa, y para evitar las violaciones hacia las mujeres, los hombres empezaron a usar la vestimenta de mujeres, para que el enemigo llegara confiado, y de esta forma por lo menos los recibían a golpes.
 
El evento celebrado en el Zócalo Municipal, frente a la sede del Ayuntamiento, fue resguardado por elementos de la Guardia Nacional, Policía del Estado, asistentes comunitarios designados para ordenar al público, mientras elementos de la Secretaría de Protección Civil, se mantenían a la expectativa.
 
La celebración se llevó a cabo con incidentes menores, además de que fue la primera ocasión en la historia que participaron menores de edad y mujeres.