JORNALEROS GUERRERENSES VIAJAN HACIA SINALOA EN DOS AUTOBUSES SIN MEDIDAS SANITARIAS

**Ninguna autoridad vigila las condiciones en las que viajan los jornaleros agrícolas
**Ninguna autoridad acudió a registrar y vigilar condiciones de trabajo de jornaleros

Jorge O. Vargas
Ometepec, Gro.
1 de septiembre de 2020

Miguel Ángel Rendón Hernández, campesino originario de Las Iguanas, municipio de Ometepec, reconoció que muchos productores de municipios de la región Costa Chica, optan por irse a trabajar a los campos agrícolas del norte del país en busca de mejores condiciones de vida.
Rendón Hernández, sin precisar cantidades, dijo que en Sinaloa los jornaleros son mejor pagados que en Guerrero y pueden viajar con toda la familia, ya que las mujeres también son empleadas y los niños pueden estudiar.
Miguel Ángel Rendón Hernández, explicó “Nos dirigimos a Sinaloa, al Cardenal, vamos a trabajar, pues hora sí que a chambear”.
—¿En que trabajan allá en que se emplean?
—Nosotros somos jornaleros.
—¿Qué pizcan allá?
—El jitomate, la calabaza.
En un recorrido por la colonia Campo Aéreo de Ometepec, que es el punto de encuentro de los enganchadores de los campesinos, se pudo observar que ningún representante de las autoridades correspondientes, ni estatal, ni federal, como la Secretaría de Asuntos Indígenas y Afromexicanos (SAIA), el Instituto para el Desarrollo de los pueblos indígenas (INPI), Secretaría del Trabajo y Previsión Social, estuvieron haciendo el registro de los jornaleros como lo hacían en años anteriores -que hasta a chequeo médico los sometían- para verificar las condiciones de trabajo de los productores indígenas.
Asimismo, tampoco vigilaban que la mayoría de los jornaleros amuzgos, mixtecos, tlapanecos y afromexicanos, de los municipios de Ometepec, Tlacoachistlahuaca, Xochistlahuaca y San Luis Acatlán, por mencionar algunos, portaran cubrebocas y se respetaran las disposiciones sanitarias para evitar contagios por Covid-19.
Una mujer que hacía llamadas telefónicas y organizaba el abordaje de los jornaleros, se negó a revelar su identidad, y a declarar sobre los campesinos guerrerenses que viajaron a los campos de cultivo sin utilizar cubrebocas al abordar.
Los dos autobuses se llenaron y varios pasajeros eran niños.

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