Juan Blanco | API Guerrero | Chilpancingo, Gro | 14 de abril de 2022
En Chilpancingo, comerciantes de mariscos del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, reportan bajas ventas en vísperas del Viernes Santo en que las familias acostumbran a comer este tipo de productos en sustitución de las carnes rojas.
En un recorrido realizado en dicha central de abastos, ubicada al norte de esta ciudad capital, de entrada se pudo apreciar cómo los clientes optan más por comprar chiles poblanos para prepararlos rellenos con crema, que pescado.
Y es que, por ejemplo, un kilo de mojarra que trae apenas entre tres y cuatro piezas cuesta 110 pesos; el kilo de camarón está entre 190 y 210 pesos el kilogramo, mientras que en otros lados se vende 10 pesos menos.
Siguiendo con ese ejemplo, el kilo de pulpo está en 240 pesos; el de jaiba, 100; el de cuatete también a 100 el kilo; y el filete de cazón, se vende hasta en 250 pesos el kilo.
Al preguntarle cómo van sus ventas, una señora que lleva vendiendo más de 20 años en uno de los pasillos del mercado, respondió de manera inmediata: “Muy bajas, no hay nada de ventas”.
En ese sentido, dijo que ayer Miércoles Santo vendió lo de alrededor de 5 mil pesos de mariscos en todo el día, cuando hace tres años, es decir, mucho más antes de la aparición de la pandemia del Covid-19 en Guerrero, obtenía el doble: 10 mil pesos.
Sin embargo, la comerciante, quien trae su mercancía de las costas de Guerrero, confía en que el Viernes Santo haya más suerte en su actividad.
Integrantes de una familia, cuyo negocio de mariscos para preparar se encuentra instalado en la calle 21 de Marzo, dijeron que ellos son originarios de la Barra de Coyuca, en Acapulco, y que en esta temporada de Cuaresma suelen venir a Chilpancingo a ofrecer su producto, y cuando no es porque “a veces estamos jodidos, no nos alcanza el dinero”.
Debido a la carestía de los productos marinos, las familias optan por comprar para comer en Viernes Santo los chiles poblanos para prepararlos rellenos con crema. En ese sentido, el kilo de esta fruta cuesta 40 pesos.
Las familias creyentes, sobre todo las de la religión Católica, aún tienen la costumbre de no comer carne en la Semana Santa y deben acogerse al ayuno; esto es, comer una sola vez al caer el día, y no sólo no comen carne, sino también sustituyen los refrescos por el agua natural o por aquella preparada con frutas naturales.
En el recorrido realizado este mediodía, se pudo apreciar que hay una gran variedad de costos en las frutas. Por ejemplo, medias sandías o medias papayas se venden entre 15, 20 y hasta 25 pesos; una piña completa va desde los 13, 16 y hasta los 20 pesos, dependiendo del tamaño en que estén.